miércoles, 3 de octubre de 2018
miércoles, 19 de septiembre de 2018
El nacimiento de un psicópata.
El nacimiento de un psicópata.
Miro mis manos envueltas en sangre dejando caer al suelo un frío cuchillo. Junto a mis pies yace una persona muerta, un cuerpo inerte, inanimado. Su sangre brota por su fino cuello deslizándose por su garganta, salpicando mis zapatos. No soy capaz de sentir ninguna emoción y, por tanto, tampoco remordimiento alguno. Sólo siento una necesidad irrefrenable de llenar este vacío que irrumpe en mi vida. Sólo necesito una sobredosis de adrenalina para sentirme vivo. Observo su cuerpo aún caliente, recreándome en mi obra. ¡No paro de mirarlo, algo me impide dejar de hacerlo! Me deleito con cada gota de sangre que emana de su maltrecho cuerpo, con el recuerdo de sus últimas palabras suplicándome por su miserable vida, con ese silencio que puedo incluso saborear. Un placer desmedido se desborda por mi pecho al sentir el dolor que desprende esa persona antes de perecer. Me siento poderoso cuando inflijo dolor a otros, cuando decido quién puede vivir o quién puede morir. ¡Nadie me entiende!, ¡nadie es capaz de hacerlo!, ya que estoy más allá de su experiencia, más allá de la razón. Una voz oscura taladra mis tímpanos incitándome a cometer actos que la sociedad considera atroces. Mis pensamientos son tan oscuros como una noche sin luna. Dentro de mis entrañas siento que habita un ser maligno sediento de sangre y un deseo incontenible de matar me persigue...
Yo antes no era así, simplemente era una persona más en nuestra sociedad. Cumplidora de las normas impuestas y de una moral impecable. Incluso se podría decir que era noble, con gran empatía y sensibilidad. A veces... ¡Ni yo mismo comprendo qué me sucedió!
Todo cambió a raíz de un accidente... Era una noche oscura, de esas que a veces dan mucho miedo. Los grandes y negros nubarrones cubrieron el cielo, descargando un gran aguacero. Abandoné la autopista y comencé a circular por la carretera secundaria que llevaba a mi casa. Tras varios kilómetros me sorprendió en medio del camino un gran perro que traté de esquivar, sin mucha suerte, ya que me salí de la carretera golpeando mi vehículo contra un poste. Me quedé sin respiración, con las manos sujetas al volante, incapaz de reaccionar durante unos segundos. No recuerdo mucho más, sólo mi imagen reflejada en el espejo retrovisor atravesando mi cabeza un fino tubo de metal. Llamé yo mismo al 112, ya que estuve consciente en todo momento. Tras varias semanas sufriendo algunas etapas de fiebre y delirios, las funciones de mi cerebro parecían haberse recuperado casi automáticamente, manteniendo mis facultades intelectuales y motrices. Sin embargo, mi personalidad cambió, ya no era el mismo. Me convertí en un ser inconstante, egoísta, irreverente, blasfemo, impaciente y con una gran agresividad. Me transformé en un monstruo sin sentimientos, una bestia descontrolada sin alma. Creo que la mayoría de los seres humanos tienen dentro esta alimaña que en ocasiones es capaz de salir y corroer poco a poco sus entrañas, despertando la capacidad de matar, la capacidad de cometer un asesinato.
La pregunta que nos podríamos hacer tras leer este corto y ficticio relato, sería la siguiente: ¿El psicópata nace o se hace?
Algunos expertos en psicopatías piensan que el psicópata nace, debido a un menor desarrollo en algunas regiones del cerebro, como es el sistema paralímbico. Por tanto, puede ser un factor genético.
Pero... existe un caso real muy curioso de un hombre que sufrió un accidente con una barra de hierro que atravesó su cerebro, produciendo una lesión del lóbulo frontal, alterando su personalidad, las emociones y la interacción social. El desgraciado accidente lo transformó en un ser violento, egoísta y agresivo. Lo convirtió en un psicópata.
Esto nos lleva a una conclusión final: "El psicópata también se hace".
Quizás todos tenemos en nuestro interior una parte tenebrosa y sombría.
Fin.
Por Virginia Ripalda Ardila.
Yo antes no era así, simplemente era una persona más en nuestra sociedad. Cumplidora de las normas impuestas y de una moral impecable. Incluso se podría decir que era noble, con gran empatía y sensibilidad. A veces... ¡Ni yo mismo comprendo qué me sucedió!
Todo cambió a raíz de un accidente... Era una noche oscura, de esas que a veces dan mucho miedo. Los grandes y negros nubarrones cubrieron el cielo, descargando un gran aguacero. Abandoné la autopista y comencé a circular por la carretera secundaria que llevaba a mi casa. Tras varios kilómetros me sorprendió en medio del camino un gran perro que traté de esquivar, sin mucha suerte, ya que me salí de la carretera golpeando mi vehículo contra un poste. Me quedé sin respiración, con las manos sujetas al volante, incapaz de reaccionar durante unos segundos. No recuerdo mucho más, sólo mi imagen reflejada en el espejo retrovisor atravesando mi cabeza un fino tubo de metal. Llamé yo mismo al 112, ya que estuve consciente en todo momento. Tras varias semanas sufriendo algunas etapas de fiebre y delirios, las funciones de mi cerebro parecían haberse recuperado casi automáticamente, manteniendo mis facultades intelectuales y motrices. Sin embargo, mi personalidad cambió, ya no era el mismo. Me convertí en un ser inconstante, egoísta, irreverente, blasfemo, impaciente y con una gran agresividad. Me transformé en un monstruo sin sentimientos, una bestia descontrolada sin alma. Creo que la mayoría de los seres humanos tienen dentro esta alimaña que en ocasiones es capaz de salir y corroer poco a poco sus entrañas, despertando la capacidad de matar, la capacidad de cometer un asesinato.
La pregunta que nos podríamos hacer tras leer este corto y ficticio relato, sería la siguiente: ¿El psicópata nace o se hace?
Algunos expertos en psicopatías piensan que el psicópata nace, debido a un menor desarrollo en algunas regiones del cerebro, como es el sistema paralímbico. Por tanto, puede ser un factor genético.
Pero... existe un caso real muy curioso de un hombre que sufrió un accidente con una barra de hierro que atravesó su cerebro, produciendo una lesión del lóbulo frontal, alterando su personalidad, las emociones y la interacción social. El desgraciado accidente lo transformó en un ser violento, egoísta y agresivo. Lo convirtió en un psicópata.
Esto nos lleva a una conclusión final: "El psicópata también se hace".
Quizás todos tenemos en nuestro interior una parte tenebrosa y sombría.
Fin.
Por Virginia Ripalda Ardila.
domingo, 6 de mayo de 2018
Madre
MADRE
Madre, que palabra
más hermosa y a la vez grandiosa, porque no sólo representa la persona que me
dio la vida, sino aquella que se desvivió por mí con infinita ternura.
Bendito el día que la
hermosa luz de tus ojos se mostró ante mí la mañana que yo nací. Bendita luz
que alumbra el largo y difícil camino que como un faro en el puerto guía al
marino en su barco.
Mil gracias madre por
ayudarme sin ninguna condición. Mil gracias por quererme tal como soy, con mis
virtudes y mis defectos.
Mil gracias por ser
lo que eres, una mujer valiente, una mujer luchadora. ¡Cuánto agradezco los
sabios consejos que me has dado a lo largo de mi existencia! ¡Cuánto agradezco
el calor de tu pecho en los fríos días de invierno y esas largas noches de
desvelo de lunas interminables!
Miedo le tengo al
silencio de tu voz, pavor me da la extinción de la luz de tus lindos ojos. Y…el día que me faltes rugirá el
cielo, gritaré al viento y un gran quejido me desgarrará el alma, partiendo
mi corazón en dos.
A Dios le pido, a Dios le imploro, si hace falta de rodillas, que me dures mucho, mucho tiempo.
¡Te quiero mamá!
miércoles, 11 de abril de 2018
Inés Esteban y la Santa Inquisición
INÉS ESTEBAN Y LA SANTA INQUISICIÓN.
El relato que hoy os voy a contar es un hecho
histórico, basado en numerosos actos de crueldad que sufrieron muchas personas
a lo largo de la historia bajo el poder de la Santa Inquisición. Una institución creada para luchar contra
los herejes e ideada para combatir a todo aquel que se alejase de la fe cristiana. Las autoridades eclesiásticas tenían la
potestad de perseguir a los enemigos de la Iglesia , y devolverles al camino correcto. Se
extendió por países como Francia, Italia, España o Portugal. Este abuso de poder duró más de seis siglos, viviendo su mayor esplendor y su mayor barbarie en la Edad Media , dejando un
reguero de sangre a lo largo de su historia, siendo recordada no sólo por la
cantidad de cadáveres que dejó a sus espaldas, sino por el uso de multitud de
instrumentos de torturas capaces de arrancar una confesión, incluso a personas
totalmente inocentes. La
Inquisición española fue una institución más tardía. Se fundó
en el año 1478 por los Reyes Católicos e investigó a conversos, moriscos, protestantes... y todas
aquellas prácticas que iban en contra de la ortodoxia católica.
En el siglo XV, vivían en Extremadura
numerosas comunidades de judíos y conversos. La institución de la Inquisición fue un duro golpe para todas ellas, pero, la aparición de
una pequeña niña profeta en el año 1499 en la localidad de Herrera del Duque, en la provincia de
Badajoz, dio gran esperanza y consuelo a estas comunidades, ya que afirmaba que
el Mesías vendría a la Tierra
el próximo año, rescatando a todos los conversos y los llevaría a la Tierra Prometida. Esta
niña se llamaba Inés Esteban y contaba tan solo con unos diez u once años de edad. El
destino de esta pequeña niña quedó marcado por la muerte de su madre, ya que la
perdió a muy temprana edad, quedando a cargo su padre Juan Esteban, un zapatero
y curtidor de Herrera del Duque.
Pero... ese gran vínculo que la unía a su
madre no desapareció, ya que siguió comunicándose con ella a través del mundo
onírico, a través de un universo que está repleto de diferentes planos de la realidad,
construido y alimentado por los sueños, planos donde los deseos y sensaciones
imperan y donde el binomio espacio-tiempo es totalmente diferente a lo que
hasta ahora conocemos en nuestro mundo terrenal. Un día, Inés decidió
contar a su padre las largas visitas que había tenido de su madre, donde
ella le acompañaba a un lugar maravilloso para recibir mensajes del reino
celestial. No pasó mucho tiempo para que se corriese la voz de aquellas
visiones por toda la comunidad judía e incluso llegaron más allá de
Extremadura. Los testimonios de la pequeña Inés hicieron que muchos de los
judíos conversos tuvieran nuevamente esperanza, armándose de confianza y
retomando sus viejas costumbres, como descansar los sábados y obedecer la ley
mosaica. Incluso muchos seguidores fueron en peregrinación a Herrera para
averiguar la verdad acerca de estas profecías y conocer a Inés en persona.
Corría el rumor de que la niña había traído tres regalos del cielo: una espiga, una aceituna y una carta. Mostrando probablemente el renacer del
pueblo judío, la esperanza y la Bendición Divina. Como podéis ver, la influencia
que causó la pequeña en la comunidad judía fue enorme, desencadenando una gran
ira y cólera en la
Inquisición. Inés profetizaba que el día ocho de marzo del año
1500 vendría el profeta Elías trayendo consigo el mensaje de la deseada
rendición, éste predicaría que con la llegada del Mesías habría perdón general
para todos los conversos y todos caminarían junto a Él hasta la Tierra Prometida.
En este largo camino todos irían vestidos de blanco y cruzarían un río dejando
atrás las riquezas ya que en la nueva tierra nada de estos bienes materiales
les harían falta. Dios haría descender a la tierra la ciudad maravillosa que
había creado para ellos, donde vivirían en abundancia y plenamente felices. No
era de extrañar que estos grandes sueños en aquellos seres desvalidos y con
gran pobreza tuvieran tanta importancia. Todas estas predicciones llegaron a oídos de la Inquisición, esperando con impaciencia que llegase la fecha de la supuesta llegada del Mesías para actuar en su contra. Un mes después de que la profecía de la pequeña Inés no se cumpliera, el Tribunal del Santo Oficio de Toledo se hizo cargo del asunto arrestando a la joven profeta para prestar declaración en abril de ese mismo año.
No hubo misericordia, no existió compasión ni
indulgencia, nada importó que se tratara tan sólo de una criatura que apenas
conocía el mundo, llena de ilusiones y fantasías acabando injustamente
encarcelada, maltratada y condenada cruelmente a morir en la hoguera por
herejía. Muchos de sus seguidores consiguieron huir a Portugal haciendo así
añicos sus esperanzas hacia una vida mejor, otros no tuvieron tanta suerte, siendo
también detenidos y obligados a rendir cuentas ante la justicia que ellos
llamaban divina. Algunos de estos seguidores también eran niños, acabando con
el mismo destino de Inés Esteban y pagando sus blasfemias con sus propias vidas.
Un castigo desmedido y cruel para lo que fue simplemente un juego de niños.
Gracias a la documentación que se conserva podemos conocer y compartir la
historia de una soñadora y luchadora a pesar de su corta edad, la historia de Inés Esteban.
FIN
"¿Cuál es el sueño de los que
están despiertos? La esperanza."
Carlomagno
Por
Virginia Ripalda Ardila
miércoles, 21 de marzo de 2018
El Mito de Medusa
EL MITO DE MEDUSA
Si
hay un personaje de la mitología griega que es conocido por todo el mundo ese es el de Medusa. Figura
emblemática que ha aparecido en infinidad de crónicas sobre aventuras de los
grandes guerreros griegos y que nos ha dejado profunda huella, marcando este
personaje y su mito gran influencia a lo largo de nuestra historia. La mitología griega cuenta que Medusa era
hija de Forcis y Ceto, dos de las distintas divinidades del mar que vivían en
la parte más occidental del mundo, una zona muy cercana a la que los griegos
consideraban que se hallaba el reino de los muertos.Tenía
dos hermanas llamadas Esteno y Euríale, ella era la más pequeña de las tres
Gorgonas, raza de mujeres guerreras. La apariencia de estas criaturas provocaba
miedo y espanto, ya que sus cabellos estaban formados por numerosas serpientes
que silbaban sacando sus bífidas lenguas, siendo capaces de morder e inyectar
veneno a medio metro de distancia, a la vez que sus profundos ojos con las
pupilas verticales se clavaban en sus víctimas.
Sus cuerpos estaban cubiertos de escamas de dragón, poseían grandes colmillos de jabalí en sus bocas, manos de bronce y alas de oro, las cuales pesaban tanto que con ellas no podían volar. Esteno poseía una extraordinaria fuerza psíquica y física con la que fácilmente manipulaba a todo aquel que se acercaba. Euríale, la mayor de las tres, tenía un gran don en su sangre, era capaz de sanar a cualquier persona. Ahora bien, su sangre sólo curaba cuando brotaba de su lado derecho; si lo hacía del izquierdo se convertía en el más letal de los venenos. Aunque el hecho más temible de estas Gorgonas, era que si las mirabas directamente a los ojos te convertías en piedra aunque fuese por un breve instante. Sin embargo, Medusa, la más pequeña de las tres hermanas, fue la única Gorgona que nació con una gran belleza, incluso existen odas escritas por distintos poetas como Píndaro y Ovidio que describen su inmensa gracia.
Sus cuerpos estaban cubiertos de escamas de dragón, poseían grandes colmillos de jabalí en sus bocas, manos de bronce y alas de oro, las cuales pesaban tanto que con ellas no podían volar. Esteno poseía una extraordinaria fuerza psíquica y física con la que fácilmente manipulaba a todo aquel que se acercaba. Euríale, la mayor de las tres, tenía un gran don en su sangre, era capaz de sanar a cualquier persona. Ahora bien, su sangre sólo curaba cuando brotaba de su lado derecho; si lo hacía del izquierdo se convertía en el más letal de los venenos. Aunque el hecho más temible de estas Gorgonas, era que si las mirabas directamente a los ojos te convertías en piedra aunque fuese por un breve instante. Sin embargo, Medusa, la más pequeña de las tres hermanas, fue la única Gorgona que nació con una gran belleza, incluso existen odas escritas por distintos poetas como Píndaro y Ovidio que describen su inmensa gracia.
La
leyenda cuenta que esta extraordinaria belleza deslumbró a Poseidón, el dios de
los mares, seduciendo a Medusa que era sacerdotisa de la diosa Atenea y osando
a poseerla en el sagrado templo, frente a la estatua de la diosa virgen de la
sabiduría.
Esta deidad, que era muy severa en cuestiones que atentan contra la moral, se enojó ante esta profanación, y en vez de enfrentarse a Poseidón, castigó a su súbdita, convirtiéndola en un monstruo, en una criatura despreciable, en un ser horrible de cabellos de serpientes, al igual que lo eran sus hermanas mayores… despojándola también de su inmortalidad y desterrándola a las tierras más lejanas, al Inframundo. Su desgracia no finalizó aquí, ya que quedó engendrada por Poseidón y la diosa Atenea colérica, ordenó matarla, enviando a Perseo, hijo de Zeus y de la mortal Dánae. Este semidiós fue ayudado por los dioses, ya que Atenea le dio su escudo con la finalidad de que pudiera evadir directamente la mirada de Medusa; Hades, un casco que le hacía invisible; Hermes, unas sandalias con alas para poder volar y moverse ágilmente y las ninfas le dieron un saco especial para poder llevar la cabeza de Medusa. Perseo logró decapitar en un solo acto a la maltrecha Gorgona. De su cuello salieron sus hijos, el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. El joven semidiós llevó la cabeza de Medusa en un saco a Atenea, quién la incorporó a su escudo de batalla, conocido como Égida. Desde entonces, el escudo de Atenea contaba con el rostro dela
Gorgona , lo que la hacía invencible y su sangre fue guardada
en dos frascos, dándoselos a Asclepio, fundador de la medicina griega. La
sangre de uno de ellos era un potentísimo veneno y la del otro una poción
curativa. Cuenta la leyenda, que en el
largo camino de Perseo de regreso a Grecia, las gotas de sangre que procedían
del saco cayeron al mar convirtiéndose al instante en el coral conocido como
Gorgona, mientras que las que cayeron en el desierto se trasformaron en
serpientes.
Esta deidad, que era muy severa en cuestiones que atentan contra la moral, se enojó ante esta profanación, y en vez de enfrentarse a Poseidón, castigó a su súbdita, convirtiéndola en un monstruo, en una criatura despreciable, en un ser horrible de cabellos de serpientes, al igual que lo eran sus hermanas mayores… despojándola también de su inmortalidad y desterrándola a las tierras más lejanas, al Inframundo. Su desgracia no finalizó aquí, ya que quedó engendrada por Poseidón y la diosa Atenea colérica, ordenó matarla, enviando a Perseo, hijo de Zeus y de la mortal Dánae. Este semidiós fue ayudado por los dioses, ya que Atenea le dio su escudo con la finalidad de que pudiera evadir directamente la mirada de Medusa; Hades, un casco que le hacía invisible; Hermes, unas sandalias con alas para poder volar y moverse ágilmente y las ninfas le dieron un saco especial para poder llevar la cabeza de Medusa. Perseo logró decapitar en un solo acto a la maltrecha Gorgona. De su cuello salieron sus hijos, el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. El joven semidiós llevó la cabeza de Medusa en un saco a Atenea, quién la incorporó a su escudo de batalla, conocido como Égida. Desde entonces, el escudo de Atenea contaba con el rostro de
De
esta triste leyenda, me llama la atención la fatídica e injusta historia en la
que, por una relación sexual que incluso pudo ser no consentida, una joven
estuvo maldita toda su vida.
Una condena que terminó convirtiendo a la bella Medusa en un símbolo de mujer peligrosa, en la señora de las bestias, en la mediadora entre el cielo y el infierno, la transformación eterna, el reflejo de la vida, la muerte, el renacimiento y la representación de la sabiduría femenina.
Una condena que terminó convirtiendo a la bella Medusa en un símbolo de mujer peligrosa, en la señora de las bestias, en la mediadora entre el cielo y el infierno, la transformación eterna, el reflejo de la vida, la muerte, el renacimiento y la representación de la sabiduría femenina.
En
el mito de Medusa, esta Gorgona fue simplemente, una víctima de la furia
divina.
Fin.
Por Virginia Ripalda Ardila.
lunes, 19 de marzo de 2018
SIEMPRE APRENDIENDO...
SIEMPRE APRENDIENDO...
Te
fuiste un día sin más y aunque sabía que ese momento llegaría… me sorprendió,
turbando mi razón, sobrecogiendo mi espíritu y desgarrando mi ser.
No
podía imaginar una vida sin ti. Esperaba tu risa, tu mirada tierna, tus dulces palabras
que nunca llegarían.
Con
el paso de los días aprendí que no volverías. Como me dolía y me duele tener
tus recuerdos y no tenerte a mi lado.
Con
el paso de los meses aprendí que ya no estarías. Una rabia incontrolada
recorría mis venas, martirizando mi cuerpo, torturando mi mente.
Con
el paso de los meses aprendí que tú ya partiste. La desesperación, la
nostalgia, la ira a veces, se apoderaban de mi castigado espíritu.
Pero…
con el paso de los años aprendí que simplemente habías cogido un tren que
partía antes que el mío. No era un adiós, sino un hasta pronto.
Con
el paso de los años aprendí que el dolor es inevitable, pero que el sufrimiento
es opcional. No más lágrimas, no más recuerdos tristes, no más negación a la
esperanza…
Con
el paso de los años aprendí que nunca te fuiste. Aunque tu cuerpo perecedero ya
no esté, tu presencia nunca partió. No importa dónde te encuentres, siempre te
llevo conmigo. Aún te siento en la brisa rozando mi rostro con un cálido beso,
aún te veo en mis sueños, deleitándome con cada una de tus sabias palabras.
Siempre
estuviste y estarás porque nunca te fuiste, siempre estuviste y estarás
presente en mis recuerdos, mi mente, mi alma… como dos gotas de agua que se
fusionan en un mismo espacio, formando un mismo ser, así ahora te siento y
cuando llegue el momento de partir, sé que lo haremos juntos cogidos de la
mano, sonriendo.
HASTA SIEMPRE PAPÁ.
Por Virginia Ripalda Ardila
miércoles, 7 de marzo de 2018
Chirón el Centauro.
Chirón el centauro
Una
noche estrellada de verano, un grupo de jóvenes admiraban junto a su profesor el
inmenso firmamento que envolvía nuestro planeta. Allí estaban millones de
estrellas, agrupadas formando maravillosas constelaciones, donde
civilizaciones antiguas decidieron darles formas mediante trazos imaginarios,
creando distintas siluetas que brillaban en el oscuro espacio.
-
¡Mirad! - dijo el profesor señalando con sus largos dedos el cielo -Allí está
Cassiopea, la Reina
y madre de Andrómeda, junto a ella se puede ver Ceto, el monstruo marino y más
abajo Cefeo, el Rey y padre de Andrómeda.
-
¡Aquella parece un caballo!- gritó una joven entusiasmada.
- Esa
es la constelación del Centauro Chirón o Quirón, también conocida como la
constelación de Sagitario. Su presencia en el cielo tiene una larga y triste
historia que forma parte de la mitología griega.
-
¡Cuéntenosla, por favor!- suplicó la joven.
Todos
los alumnos se agruparon alrededor de una gran hoguera y con gran atención
escucharon ensimismados las palabras de aquel elocuente profesor.
Cuenta
la mitología griega que un día Cronos, el titán hijo de Urano...
-
¿Quién es Cronos? - preguntó un joven alumno levantando su brazo e
interrumpiendo al sabio profesor.
- En la
mitología griega Cronos era un titán descendiente divino de Gea (la tierra) y
Urano (el cielo).
-
Perdone Don Enrique, ¿qué es un titán? - preguntó otro estudiante con su
pequeña nariz encogida, mostrando gran curiosidad.
- Los
titanes eran una raza de poderosas deidades que gobernaron durante la
legendaria Edad de Oro, es decir, durante la etapa inicial de las edades del
hombre en la que vivió en un estado ideal o utopía, cuando la humanidad era
pura e inmortal. Los titanes fueron doce, siendo Cronos el más joven de los
descendientes de Gea y Urano. Un día su padre apresó a tres de sus hermanos,
Gea desconsolada pidió ayuda al resto de sus hijos, pero sólo Cronos se ofreció a salvarlos
venciendo y derrocando a Urano, alzándose con el poder y gobernando durante la Edad de Oro. Pero, a pesar de
esta victoria, Cronos necesitaba el apoyo y permiso de su hermano Titán, ya que
éste era el primogénito. Titán decidió cederle el trono a cambio de que éste matase a toda su descendencia. Pasado un tiempo Cronos se casó con Rea, de
dicha unión nacieron varios dioses, pero todos ellos fueron tragados y engullidos por él.
Rea desesperada, pidió a Gea ayuda para ocultar al último de sus hijos, Zeus.
Ambas urdieron un plan escondiendo a Rea en Creta y haciendo que diera luz ella
sola. Zeus quedó oculto en la cueva del monte Ida. Cuando creció, usó el veneno
que le daría su abuela Gea para obligar a Cronos a regurgitar el contenido de
su saciado estómago, liberando a todos sus hermanos. Tras una larga guerra,
llamada Titanomaquia, Zeus y sus hermanos derrotaron a Cronos,
encerrándolo en el Tártaro. Un profundo abismo usado como una mazmorra de
sufrimiento, una prisión situada bajo el inframundo, un lugar donde las almas
eran juzgadas después de la muerte. Los tres hermanos se repartieron el mundo.
Así, Poseidón se quedó con las aguas, Hades con el mundo de los muertos y Zeus
con el cielo y el aire.
- Uff,
¡qué final más triste tuvo Cronos! - exclamó una joven mientras suspiraba.
- ¡Es lo
que se merecía, tras comerse a sus hijos! - replicó otra alumna con el
frunce encogido.
-
¡Bueno! - dijo Don Enrique mientras carraspeaba - continuaré con la historia
de Chirón el centauro... si me dejáis.
En esos
instantes, el silencio recorrió aquel espacio natural, siendo interrumpido a
veces, sólo por el fuerte oleaje que se precipitaba bruscamente en la orilla. Don Enrique
continuó su relato con una voz densa y un tono profundo que envolvía con gran
facilidad a todos los oyentes, transportándolos a través de la imaginación a
lugares lejanos de la antigua Grecia...
Cronos
buscaba a Zeus por la tierra, llegando a la isla de Tracia, donde se enamoró apasionadamente
de la oceánide Fílira. El problema era que Cronos no era libre, como ya sabéis
estaba casado con Rea y para que su esposa no lo descubriera se transformó en
un caballo. Sin embargo, Rea lo descubrió y Cronos huyó lejos abandonando a
Fílira. Ésta escapó atormentada hacia los montes y allí, dio a luz a
un pequeño niño muy singular. Su torso era una figura divina, pero la
parte inferior era la de un caballo. Fílira ante su desesperación y tristeza al
observar horrorizada la malformación de su hijo, les pidió a los dioses que la
transformasen, convirtiéndola en el árbol de tilo. A pesar de su desgracia,
Chirón fue un excepcional centauro. Mientras que el resto de su especie eran
bestias muy rudas, el inmortal Chirón se distinguía por su gran sabiduría,
inteligencia y educación. Amaba la música y llegó a ser muy famoso por sus
grandes conocimientos en medicina. Los héroes de la Ilíada no dejaban de alabar
las pócimas de hierbas que él mismo preparaba. Su gran amigo Apolo le encomendó
la educación de su propio hijo, Asclepio, dios de la medicina. Fue un gran
maestro, ya que también se encargó de la instrucción de Jasón, Acteón y
Aquiles, entre otros. Vivió felizmente en una cueva del monte Pelión en
Tersalea y se casó con Chanclo, concibiendo una hermosa hija. Hasta que un día
la desgracia llamó a su puerta, pues durante una visita de Heracles, uno de sus
discípulos, se desencadenó una pelea con otros centauros sobre una crátera de
vino (especie de vasija que contenía la mezcla de agua y vino con las que se
llenaban las copas) y trágicamente Chirón fue asaetado de forma accidental por
su amigo Heracles. Su dolor fue tan intenso y agónico que decidió regalarle su
inmortalidad a Prometeo. Este acto de generosidad fue premiado por Zeus, quién
lo situó en un lugar privilegiado del maravilloso firmamento.
En las noches
claras sobre ese azul cielo, podemos recrearnos con las magníficas imágenes que
nos ofrece la gran bóveda celeste, especialmente con la legendaria y
extraordinaria silueta de nuestro gran maestro el Centauro Chirón portando su
brillante arco.
FIN
Por
Virginia Ripalda Ardila
En las noches claras sobre ese azul cielo, podemos recrearnos con las magníficas imágenes que nos ofrece la gran bóveda celeste, especialmente con la legendaria y extraordinaria silueta de nuestro gran maestro el Centauro Chirón portando su brillante arco.
miércoles, 28 de febrero de 2018
Las cuatro arpías
LAS CUATRO ARPÍAS
Cuatro pequeñas niñas vivían felizmente en el seno de una buena y acomodada familia burguesa, pero un día la desgracia llegó a sus vidas. Su madre enfermó y a los pocos meses murió, dejando gran tristeza y rabia en aquellas desconsoladas pequeñas. El padre cayó sumido en una gran depresión. El dolor, la decepción y la soledad lo llevaron fácilmente hacia la desesperación, refugiándose en la bebida. Los años pasaron y las cuatro pequeñas e inocentes niñas se transformaron en cuatro bellas muchachas, sin principios, caprichosas, insolentes y egoístas. Cuando su padre quiso intervenir en la educación de las jóvenes, ya era tarde. Crecieron demasiado deprisa y mal. Las continuas fiestas, la numerosa servidumbre doméstica, los constantes viajes a través de Europa, el gasto desmesurado en joyas y vestidos y los descontrolados vicios, llevaron a esta acomodada familia a la total ruina. El gran empobrecimiento causado por los malos hábitos y la falta de una buena gestión financiera, les llevó a tener que vender todas sus propiedades, quedando en la miseria más absoluta. Ninguna de las cuatro hermanas quiso hacerse cargo del desvalido y enfermo anciano, abandonándolo cruelmente a su suerte en un sucio y húmedo hospicio, donde a los pocos meses, murió de tuberculosis. Su funeral fue sobrio, solemne y triste, sólo el cura que tenía que realizar el oficio asistió a la ceremonia. Ninguna de sus cuatro hijas, se dignó a asistir a su entierro para darle una última despedida. Estaban muy ocupadas intentando deslumbrar a un pobre iluso para sacarle los cuartos. Como buitres carroñeros atacaban a sus presas, pero... un día el castigo divino llegó a sus frívolas y casquivanas vidas y una mañana de primavera, al levantarse con los primeros rayos de sol, sus sorprendidas caras no daban crédito a lo que veían sus ojos frente al gran espejo de sus respectivas alcobas. Sus cuerpos de siluetas perfectas se habían transformado en un desagradable y horrible ser, mitad mujer, mitad buitre.
La parte inferior de sus cuerpos tenía la fisionomía de un buitre y la superior, de una mujer con el rostro de una bruja. Unas enormes alas se desplegaban de sus torsos y un fétido olor las envolvía. Las dulces voces con las que eran capaces de manipular la voluntad de un hombre, desaparecieron. El único lenguaje que emanaba de sus gargantas eran gritos y cacareos, tan desagradables que ni ellas mismas podían soportarlo. Se sintieron tan avergonzadas que huyeron hacia la costa, donde se protegieron de las burlas en profundas y sucias cuevas. Al cabo de los años, se acostumbraron a sus tristes y vacías vidas, deleitándose con la venganza y el odio que ejercían sobre otros seres vivos.
Si escuchas una suave melodía, acompañada de un canto mágico, aléjate de dicho sonido, ya que si no lo haces... puedes caer bajo la influencia de sus hechizos, sometiendo tu voluntad, encantando tu espíritu y finalmente, caer entre las garras infectadas de engendros malignos que devoran atrozmente tu cuerpo. Ellas son las cuatro arpías.
La parte inferior de sus cuerpos tenía la fisionomía de un buitre y la superior, de una mujer con el rostro de una bruja. Unas enormes alas se desplegaban de sus torsos y un fétido olor las envolvía. Las dulces voces con las que eran capaces de manipular la voluntad de un hombre, desaparecieron. El único lenguaje que emanaba de sus gargantas eran gritos y cacareos, tan desagradables que ni ellas mismas podían soportarlo. Se sintieron tan avergonzadas que huyeron hacia la costa, donde se protegieron de las burlas en profundas y sucias cuevas. Al cabo de los años, se acostumbraron a sus tristes y vacías vidas, deleitándose con la venganza y el odio que ejercían sobre otros seres vivos.
Si escuchas una suave melodía, acompañada de un canto mágico, aléjate de dicho sonido, ya que si no lo haces... puedes caer bajo la influencia de sus hechizos, sometiendo tu voluntad, encantando tu espíritu y finalmente, caer entre las garras infectadas de engendros malignos que devoran atrozmente tu cuerpo. Ellas son las cuatro arpías.
Lo mejor que un padre puede dar a su hijo es una buena educación
Educar una persona en la mente pero no en moral es educar una amenaza para la sociedad (Theodore Roosevelt)
miércoles, 14 de febrero de 2018
La Luna y el Sol
Dos amantes fueron, dos amantes son.
Separados ambos astros,
por un cruel destino
que una ley Física dictaminó.
Uno es día, otro es noche y aunque,
el Universo es infinito
no hay lugar para los dos.
Cuando la luna nace,
el sol muere.
Ésta llora su pena,
derramando infinitas estrellas
que brillan en el firmamento.
Cuando el sol nace,
la luna muere.
Éste brilla desconsolado
extendiendo sus largos brazos,
para alcanzar a su blanca y bella dama,
que tanto quiere.
El destino les jugó una mala pasada,
sus caminos son diferentes
y aunque viven en el mismo espacio-tiempo,
sus órbitas son divergentes.
Se enamoraron al nacer de un equivocado ser.
La melancolía y la tristeza
inundan sus castigadas almas
con gran dureza.
Siempre esperan impacientes,
al maravilloso ocaso,
donde se recitan palabras de amor
y le suplican a Dios un tierno abrazo
Pero... esos minutos prestados son insuficientes.
Todos los años lloran e imploran
un solo instante
donde sus cuerpos se fundan en un mismo ser.
El destino y la fortuna
les quiso complacer,
llegando a sus vidas
el más fiel amigo
que un ser vivo puede tener,
"El Eclipse".
Un grandioso y hermoso espectáculo
que se puede presenciar cada cierto tiempo,
donde los dos enamorados
se funden en un cálido beso,
entrelazando sus deseados cuerpos,
olvidando que lo que tiene un principio,
también tiene un final,
pero recordando siempre,
que se amaron en el pasado´
que se aman en el presente,
y se amarán en el futuro,
porque el amor verdadero es siempre,
y por siempre,
eterno.
FIN
Separados ambos astros,
por un cruel destino
que una ley Física dictaminó.
Uno es día, otro es noche y aunque,
el Universo es infinito
no hay lugar para los dos.
Cuando la luna nace,
el sol muere.
Ésta llora su pena,
derramando infinitas estrellas
que brillan en el firmamento.
Cuando el sol nace,
la luna muere.
Éste brilla desconsolado
extendiendo sus largos brazos,
para alcanzar a su blanca y bella dama,
que tanto quiere.
El destino les jugó una mala pasada,
sus caminos son diferentes
y aunque viven en el mismo espacio-tiempo,
sus órbitas son divergentes.
Se enamoraron al nacer de un equivocado ser.
La melancolía y la tristeza
inundan sus castigadas almas
con gran dureza.
Siempre esperan impacientes,
al maravilloso ocaso,
donde se recitan palabras de amor
y le suplican a Dios un tierno abrazo
Pero... esos minutos prestados son insuficientes.
Todos los años lloran e imploran
un solo instante
donde sus cuerpos se fundan en un mismo ser.
El destino y la fortuna
les quiso complacer,
llegando a sus vidas
el más fiel amigo
que un ser vivo puede tener,
"El Eclipse".
Un grandioso y hermoso espectáculo
que se puede presenciar cada cierto tiempo,
donde los dos enamorados
se funden en un cálido beso,
entrelazando sus deseados cuerpos,
olvidando que lo que tiene un principio,
también tiene un final,
pero recordando siempre,
que se amaron en el pasado´
que se aman en el presente,
y se amarán en el futuro,
porque el amor verdadero es siempre,
y por siempre,
eterno.
FIN
Por Virginia Ripalda Ardila.
miércoles, 7 de febrero de 2018
¿Dónde estás felicidad?
¿Dónde estás felicidad?
Durante
años y años busqué la ansiada felicidad, recorrí largos caminos, crucé amplios
valles, le pregunté a la luna y le imploré al sol. Grité su nombre al viento, y
sólo el eco me respondió.
¿Dónde
estás felicidad?, ¿cuál es tu morada... para irte a visitar?
¿Dónde
estás felicidad? Muéstrate en mi vida, no te ocultes más.
Te he buscado en el pasado y sólo he encontrado el recuerdo de tus maravillosas huellas impregnadas en mi alma.
Te he buscado en el futuro y... no te he visto, ¿dónde estás?
Te he buscado en el pasado y sólo he encontrado el recuerdo de tus maravillosas huellas impregnadas en mi alma.
Te he buscado en el futuro y... no te he visto, ¿dónde estás?
Pasaron
los años, los meses, los días y una mañana sin más, hallé la
felicidad.
¡Cuán
necia he sido! ¡Siempre estuvo conmigo! Fue mi compañera, mi amiga, mi
confidente, mi hermana... Sentimientos que nacen de mis entrañas, afloran y
fluyen por mi sangre, dominando mi mente por un corto período de tiempo, siempre presente, embriagando mi espíritu.
A
veces, se muestra tímida, cohibida, con cierto miedo a no alcanzar mis metas. Sólo se deja ver por momentos, pero siempre está allí, en un lugar profundo de mi ser, en mi interior. Esperando ansiosa salir y alumbrar mi camino con un gran destello de luz.
Simplemente
la sonrisa de un niño, el beso de un enamorado, la mirada dulce de una madre, o
los acordes de una melodía despiertan mi adormecida musa.
Yo la miro, la siento, la anhelo, la quiero y cada vez, la necesito más. Es un trago de vino en el largo y fatigado camino, es la brisa fresca en una noche de verano, es la ilusión, el gozo y
Yo la miro, la siento, la anhelo, la quiero y cada vez, la necesito más. Es un trago de vino en el largo y fatigado camino, es la brisa fresca en una noche de verano, es la ilusión, el gozo y
la alegría
de un niño, es una estrella del cielo que brilla en el firmamento, es
simplemente, "la felicidad".
Nos obcecamos en buscar el camino hacia la felicidad eterna, sin darnos cuenta que la felicidad está en nuestro propio camino.
FIN
Por Virginia Ripalda Ardila.
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