miércoles, 3 de octubre de 2018

Sorprendente viaje en el tiempo



Sorprendente viaje en el tiempo.


¿Creéis que se puede viajar a través del tiempo? Los físicos aún no han logrado responder a esta pregunta. Quizás algún día se pueda viajar a través de un agujero de gusano, pero hasta hoy las leyes de la física no lo han permitido. Albert Einstein comentaba en su famosa "Teoría de la Relatividad" que cuando un cuerpo se acerca a la velocidad de la luz su masa aumenta y el tiempo se ralentiza. Igual que el tiempo transcurre más despacio cuanto más nos acercamos a la velocidad de la luz, al superarla deberíamos viajar directos hacia el pasado. Pero... Einstein llegó a concluir que aquellas velocidades que superan la de la luz no son posibles, ya que en el límite que estamos a punto de alcanzarla, la masa se habrá vuelto casi infinita y... hasta el día de hoy no se ha encontrado ninguna partícula capaz de viajar más rápida que la velocidad de la luz. Por ahora viajar en el tiempo es imposible.
Pero... existen algunas historias que cuestan creer y algunas personas que afirman que han viajado en el tiempo, como es el caso del siguiente relato:  
Allá en el año 2006, un joven de veinticinco años se encontraba desorientado, caminando sin rumbo, asustado, mirando todo como si no supiera dónde estaba, con una cámara en la mano por las calles de una gran ciudad. Preguntaba insistentemente por  una calle que ya no existía. La policía se acercó para ayudarlo y le pidió su documentación. La sorpresa fue mayúscula cuando los papeles que lo identificaban estaban fechados en 1950. El joven presentaba buena apariencia, bien vestido pero con un atuendo pasado de moda.  La policía ante su extraño comportamiento lo trasladó a un hospital psiquiátrico, donde varios médicos lo atendieron. El misterioso joven reveló su nombre y afirmó que venía del año 1950. Repetía una y otra vez que había fotografiado algo en el cielo con forma de campana, un objeto volador que se movía de forma muy extraña. Tras fotografiarlo, apareció en otro tiempo: Un tiempo futuro. Sorprendentemente había dado un salto temporal de 56 años tras observar y captar con su cámara la imagen de un OVNI. Ante la inverosimilitud de esta historia,  se ordenó revelar las fotos de su cámara. Curiosamente la técnica de revelado para ese carrete había quedado obsoleta, había dejado de fabricarse en los años setenta. Un experto en revelado fotográfico consiguió mostrar el rollo de la película, donde se encontraron imágenes de la misma ciudad en los años 50, el retrato de una mujer, la propia imagen del joven con el mismo ropaje con el que fue encontrado y un objeto con forma de campana sobrevolando unos edificios. Después de ver todas las fotos y conversar con el psiquiatra el joven regresó a su habitación y no se le vio nunca más. Desapareció del psiquiátrico sin dejar rastro alguno. Sencillamente se evaporó.
Investigaciones posteriores confirmaron la existencia de este joven en la misma época en la que él afirmaba su procedencia. Pero la insólita historia no termina aquí. El hombre habría regresado nuevamente al año 1950 retomando su vida hasta el 1970, cuando de nuevo sufrió un salto en el tiempo, viajando nuevamente, pero esta vez al año 2050. Allí se hizo una foto y la envió de vuelta al año 1970 por medios que aún desconocemos, diciendo:

"Estoy bien. Haré lo posible para volver cuanto antes."

Hasta hoy día no hemos tenido noticia alguna de este joven.
Después de haber leído esta increíble historia sois libres de pensar si todo fue un montaje o los viajes en el tiempo son posibles.

Fin.
Por Virginia Ripalda Ardila.









miércoles, 19 de septiembre de 2018

El nacimiento de un psicópata.



El nacimiento de un psicópata.



Miro mis manos envueltas en sangre dejando caer al suelo un frío cuchillo. Junto a mis pies yace una persona muerta, un cuerpo inerte, inanimado. Su sangre brota por su fino cuello deslizándose por su garganta, salpicando mis zapatos. No soy capaz de sentir ninguna emoción y, por tanto, tampoco remordimiento alguno. Sólo siento una necesidad irrefrenable de llenar este vacío que irrumpe en mi vida. Sólo necesito una sobredosis de adrenalina para sentirme vivo. Observo su cuerpo aún caliente, recreándome en mi obra. ¡No paro de mirarlo, algo me impide dejar de hacerlo! Me deleito con cada gota de sangre que emana de su maltrecho cuerpo,  con el recuerdo de sus últimas palabras suplicándome por su miserable vida, con ese silencio que puedo incluso saborear. Un placer desmedido se desborda por mi pecho al sentir el dolor que desprende esa persona antes de perecer. Me siento poderoso cuando inflijo dolor a otros, cuando decido quién puede vivir o quién puede morir.  ¡Nadie me entiende!, ¡nadie es capaz de hacerlo!, ya que estoy más allá de su experiencia, más allá de la razón. Una voz oscura taladra mis tímpanos incitándome a cometer actos que la sociedad considera atroces.  Mis pensamientos son tan oscuros como una noche sin luna. Dentro de mis entrañas siento que habita un ser maligno sediento de sangre y un deseo incontenible de matar me persigue...

Yo antes no era así, simplemente era una persona más en nuestra sociedad. Cumplidora de las normas impuestas y de una moral impecable. Incluso se podría decir que era noble, con gran empatía y sensibilidad. A veces... ¡Ni yo mismo comprendo qué me sucedió! 

Todo cambió a raíz de un accidente... Era una noche oscura, de esas que a veces dan  mucho miedo. Los grandes y negros nubarrones cubrieron el cielo, descargando un gran aguacero. Abandoné la autopista y comencé a circular por la carretera secundaria que llevaba a mi casa. Tras varios kilómetros me sorprendió en medio del camino un gran perro que traté de esquivar, sin mucha suerte, ya que me salí de la carretera golpeando mi vehículo contra un poste. Me quedé sin respiración, con las manos sujetas al volante, incapaz de reaccionar durante unos segundos. No recuerdo mucho más, sólo mi imagen reflejada en el espejo retrovisor atravesando mi cabeza un fino tubo de metal. Llamé yo mismo al 112, ya que estuve consciente en todo momento. Tras varias semanas sufriendo algunas etapas de fiebre y delirios, las funciones de mi cerebro parecían haberse recuperado casi automáticamente, manteniendo mis facultades intelectuales y motrices. Sin embargo, mi personalidad cambió, ya no era el mismo. Me convertí en un ser inconstante, egoísta, irreverente, blasfemo, impaciente y con una gran agresividad.  Me transformé en un monstruo sin sentimientos, una bestia descontrolada sin alma. Creo que la mayoría de los seres humanos tienen dentro esta alimaña que en ocasiones es capaz de salir y corroer poco a poco sus entrañas, despertando la capacidad de matar, la capacidad de cometer un asesinato.


La pregunta que nos podríamos hacer tras leer este corto y ficticio relato, sería la siguiente: ¿El psicópata nace o se hace? 

Algunos expertos en psicopatías piensan  que el psicópata nace, debido a un menor desarrollo en algunas regiones del cerebro, como es el sistema paralímbico. Por tanto, puede ser un factor genético.
Pero... existe un caso real muy curioso de un hombre que sufrió un accidente con una barra de hierro que atravesó su cerebro, produciendo una lesión del lóbulo frontal, alterando su personalidad, las emociones y la interacción social. El desgraciado accidente lo transformó en un ser violento, egoísta y agresivo. Lo convirtió en un psicópata.
Esto nos lleva a una conclusión final: "El psicópata también se hace".
Quizás todos tenemos en nuestro interior una parte tenebrosa y sombría.

Fin.


Por Virginia Ripalda Ardila.


domingo, 6 de mayo de 2018

Madre



MADRE


Madre, que palabra más hermosa y a la vez grandiosa, porque no sólo representa la persona que me dio la vida, sino aquella que se desvivió por mí con infinita ternura.

Bendito el día que la hermosa luz de tus ojos se mostró ante mí la mañana que yo nací. Bendita luz que alumbra el largo y difícil camino que como un faro en el puerto guía al marino en su barco. 

Mil gracias madre por ayudarme sin ninguna condición. Mil gracias por quererme tal como soy, con mis virtudes y mis defectos.
Mil gracias por ser lo que eres, una mujer valiente, una mujer luchadora. ¡Cuánto agradezco los sabios consejos que me has dado a lo largo de mi existencia! ¡Cuánto agradezco el calor de tu pecho en los fríos días de invierno y esas largas noches de desvelo de lunas interminables!

Miedo le tengo al silencio de tu voz, pavor me da la extinción de la luz de tus  lindos ojos. Y…el día que me faltes rugirá el cielo, gritaré al viento y un gran quejido  me desgarrará el alma, partiendo mi corazón en dos.
A Dios le pido, a Dios le imploro,  si hace falta de rodillas, que me dures mucho, mucho tiempo.

¡Te quiero mamá!


miércoles, 11 de abril de 2018

Inés Esteban y la Santa Inquisición




INÉS ESTEBAN Y LA SANTA INQUISICIÓN.

El relato que hoy os voy a contar es un hecho histórico, basado en numerosos actos de crueldad que sufrieron muchas personas a lo largo de la historia bajo el poder de la Santa Inquisición. Una institución creada para luchar contra los herejes e ideada para combatir a todo aquel que se alejase de la fe cristiana. Las autoridades eclesiásticas tenían la potestad de perseguir a los enemigos de la Iglesia, y devolverles al camino correcto. Se extendió por países como Francia, Italia, España o Portugal. Este abuso de poder duró más de seis siglos, viviendo su mayor esplendor y  su mayor barbarie en la Edad Media, dejando un reguero de sangre a lo largo de su historia, siendo recordada no sólo por la cantidad de cadáveres que dejó a sus espaldas, sino por el uso de multitud de instrumentos de torturas capaces de arrancar una confesión, incluso a personas totalmente inocentes. La Inquisición española fue una institución más tardía. Se fundó en el año 1478 por los Reyes Católicos e investigó a conversos, moriscos, protestantes... y todas aquellas prácticas que iban en contra de la ortodoxia católica.
En el siglo XV, vivían en Extremadura numerosas comunidades de judíos y conversos. La institución de la Inquisición fue un duro golpe para todas ellas, pero, la aparición de una pequeña niña profeta en el año 1499 en la localidad de Herrera del Duque, en la provincia de Badajoz, dio gran esperanza y consuelo a estas comunidades, ya que afirmaba que el Mesías vendría a la Tierra el próximo año, rescatando a todos los conversos y los llevaría a la Tierra Prometida. Esta niña se llamaba Inés Esteban y contaba tan solo con unos diez u once años de edad. El destino de esta pequeña niña quedó marcado por la muerte de su madre, ya que la perdió a muy temprana edad, quedando a cargo su padre Juan Esteban, un zapatero y curtidor de Herrera del Duque. 
Pero... ese gran vínculo que la unía a su madre no desapareció, ya que siguió comunicándose con ella a través del mundo onírico, a través de un universo que está repleto de diferentes planos de la realidad, construido y alimentado por los sueños, planos donde los deseos y sensaciones imperan y donde el binomio espacio-tiempo es totalmente diferente a lo que hasta ahora conocemos en nuestro mundo terrenal. Un día, Inés decidió contar a su padre  las largas visitas que había tenido de su madre, donde ella le acompañaba a un lugar maravilloso para recibir mensajes del reino celestial. No pasó mucho tiempo para que se corriese la voz de aquellas visiones por toda la comunidad judía e incluso llegaron más allá de Extremadura. Los testimonios de la pequeña Inés hicieron que muchos de los judíos conversos tuvieran nuevamente esperanza, armándose de confianza y retomando sus viejas costumbres, como descansar los sábados y obedecer la ley mosaica. Incluso muchos seguidores fueron en peregrinación a Herrera para averiguar la verdad acerca de estas profecías y conocer a Inés en persona. Corría el rumor de que la niña había traído tres regalos del cielo: una espiga, una aceituna y una carta. Mostrando probablemente el renacer del pueblo judío, la esperanza y la Bendición Divina. Como podéis ver, la influencia que causó la pequeña en la comunidad judía fue enorme, desencadenando una gran ira y cólera en la Inquisición. Inés profetizaba que el día ocho de marzo del año 1500 vendría el profeta Elías trayendo consigo el mensaje de la deseada rendición, éste predicaría que con la llegada del Mesías habría perdón general para todos los conversos y todos caminarían junto a Él hasta la Tierra Prometida. En este largo camino todos irían vestidos de blanco y cruzarían un río dejando atrás las riquezas ya que en la nueva tierra nada de estos bienes materiales les harían falta. Dios haría descender a la tierra la ciudad maravillosa que había creado para ellos, donde vivirían en abundancia y plenamente felices. No era de extrañar que estos grandes sueños en aquellos seres desvalidos y con gran pobreza tuvieran tanta importancia. Todas estas predicciones llegaron a oídos de la Inquisición, esperando con impaciencia que llegase la fecha de la supuesta llegada del Mesías para actuar en su contra. Un mes después de que la profecía de la pequeña Inés no se cumpliera, el Tribunal del Santo Oficio de Toledo se hizo cargo del asunto arrestando a la joven profeta para prestar declaración en abril de ese mismo año.  
No hubo misericordia, no existió compasión ni indulgencia, nada importó que se tratara tan sólo de una criatura que apenas conocía el mundo, llena de ilusiones y fantasías acabando injustamente encarcelada, maltratada y condenada cruelmente a morir en la hoguera por herejía. Muchos de sus seguidores consiguieron huir a Portugal haciendo así añicos sus esperanzas hacia una vida mejor, otros no tuvieron tanta suerte, siendo también detenidos y obligados a rendir cuentas ante la justicia que ellos llamaban divina. Algunos de estos seguidores también eran niños, acabando con el mismo destino de Inés Esteban y pagando sus blasfemias con sus propias vidas. Un castigo desmedido y cruel para lo que fue simplemente un juego de niños. Gracias a la documentación que se conserva podemos conocer y compartir la historia de una soñadora y luchadora a pesar de su corta edad, la historia de Inés Esteban.

FIN

           "¿Cuál es el sueño de los que están despiertos? La esperanza."
             Carlomagno

Por Virginia Ripalda Ardila 

miércoles, 21 de marzo de 2018

El Mito de Medusa



EL MITO DE MEDUSA


Si hay un personaje de la mitología griega que es conocido por  todo el mundo ese es el de Medusa. Figura emblemática que ha aparecido en infinidad de crónicas sobre aventuras de los grandes guerreros griegos y que nos ha dejado profunda huella, marcando este personaje y su mito gran influencia a lo largo de nuestra historia.   La mitología griega cuenta que Medusa era hija de Forcis y Ceto, dos de las distintas divinidades del mar que vivían en la parte más occidental del mundo, una zona muy cercana a la que los griegos consideraban que se hallaba el reino de los muertos.Tenía dos hermanas llamadas Esteno y Euríale, ella era la más pequeña de las tres Gorgonas, raza de mujeres guerreras. La apariencia de estas criaturas provocaba miedo y espanto, ya que sus cabellos estaban formados por numerosas serpientes que silbaban sacando sus bífidas lenguas, siendo capaces de morder e inyectar veneno a medio metro de distancia, a la vez que sus profundos ojos con las pupilas verticales se clavaban en sus víctimas.
Sus cuerpos estaban cubiertos de escamas de dragón, poseían grandes colmillos de jabalí en sus bocas, manos de bronce y alas de oro, las cuales pesaban tanto que con ellas no podían volar. Esteno poseía una extraordinaria fuerza psíquica y física con la que fácilmente manipulaba a todo aquel que se acercaba. Euríale, la mayor de las tres, tenía un gran don en su sangre, era capaz de sanar a cualquier persona. Ahora bien, su sangre sólo curaba cuando brotaba de su lado derecho; si lo hacía del izquierdo se convertía en el más letal de los venenos. Aunque el hecho más temible de estas Gorgonas, era que si las mirabas directamente a los ojos te convertías en piedra aunque fuese por un breve instante. Sin embargo, Medusa, la más pequeña de las tres hermanas,  fue la única Gorgona que nació con una gran belleza, incluso existen odas escritas por distintos poetas como Píndaro y Ovidio que  describen su inmensa gracia.
La leyenda cuenta que esta extraordinaria belleza deslumbró a Poseidón, el dios de los mares, seduciendo a Medusa que era sacerdotisa de la diosa Atenea y osando a poseerla en el sagrado templo, frente a la estatua de la diosa virgen de la sabiduría.
Esta deidad, que era muy severa en cuestiones que atentan contra la moral, se enojó ante esta profanación, y en vez de enfrentarse a Poseidón, castigó a su súbdita, convirtiéndola en un monstruo, en una criatura despreciable, en un ser horrible de cabellos de serpientes, al igual que lo eran sus hermanas mayores… despojándola también de su inmortalidad y desterrándola a las tierras más lejanas, al Inframundo. Su desgracia no finalizó aquí, ya que quedó engendrada por Poseidón y la diosa Atenea colérica, ordenó matarla, enviando a Perseo, hijo de Zeus y de la mortal Dánae. Este semidiós fue ayudado por los dioses, ya que Atenea le dio su escudo con la finalidad de que pudiera evadir directamente la mirada de Medusa; Hades, un casco que le hacía invisible; Hermes, unas sandalias con alas para poder volar y moverse ágilmente y las ninfas le dieron un saco especial para poder llevar la cabeza de Medusa. Perseo logró decapitar en un solo acto a la  maltrecha Gorgona.  De su cuello salieron sus hijos, el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. El joven semidiós  llevó la cabeza de Medusa en un saco a  Atenea, quién la incorporó a su escudo de batalla, conocido como Égida. Desde entonces, el escudo de Atenea contaba con el rostro de la Gorgona, lo que la hacía invencible y su sangre fue guardada en dos frascos, dándoselos a Asclepio, fundador de la medicina griega. La sangre de uno de ellos era un potentísimo veneno y la del otro una poción curativa.  Cuenta la leyenda, que en el largo camino de Perseo de regreso a Grecia, las gotas de sangre que procedían del saco cayeron al mar convirtiéndose al instante en el coral conocido como Gorgona, mientras que las que cayeron en el desierto se trasformaron en serpientes.

De esta triste leyenda, me llama la atención la fatídica e injusta historia en la que, por una relación sexual que incluso pudo ser no consentida, una joven estuvo maldita toda su vida.
Una condena que terminó convirtiendo a la bella Medusa en un símbolo de mujer peligrosa, en la señora de las bestias, en la mediadora entre el cielo y el infierno, la transformación eterna, el reflejo de la vida, la muerte, el renacimiento y la representación de la sabiduría femenina.
En el mito de Medusa, esta Gorgona fue simplemente, una víctima de la furia divina.

Fin.
Por Virginia Ripalda Ardila.

lunes, 19 de marzo de 2018

SIEMPRE APRENDIENDO...







SIEMPRE APRENDIENDO...


Te fuiste un día sin más y aunque sabía que ese momento llegaría… me sorprendió, turbando mi razón, sobrecogiendo mi espíritu y desgarrando mi ser.
No podía imaginar una vida sin ti. Esperaba tu risa, tu mirada tierna, tus dulces palabras que nunca llegarían.
Con el paso de los días aprendí que no volverías. Como me dolía y me duele tener tus recuerdos y no tenerte a mi lado.
Con el paso de los meses aprendí que ya no estarías. Una rabia incontrolada recorría mis venas, martirizando mi cuerpo, torturando mi mente.
Con el paso de los meses aprendí que tú ya partiste. La desesperación, la nostalgia, la ira a veces, se apoderaban de mi castigado espíritu.
Pero… con el paso de los años aprendí que simplemente habías cogido un tren que partía antes que el mío. No era un adiós, sino un hasta pronto.
Con el paso de los años aprendí que el dolor es inevitable, pero que el sufrimiento es opcional. No más lágrimas, no más recuerdos tristes, no más negación a la esperanza…
Con el paso de los años aprendí que nunca te fuiste. Aunque tu cuerpo perecedero ya no esté, tu presencia nunca partió. No importa dónde te encuentres, siempre te llevo conmigo. Aún te siento en la brisa rozando mi rostro con un cálido beso, aún te veo en mis sueños, deleitándome con cada una de tus sabias palabras.
Siempre estuviste y estarás porque nunca te fuiste, siempre estuviste y estarás presente en mis recuerdos, mi mente, mi alma… como dos gotas de agua que se fusionan en un mismo espacio, formando un mismo ser, así ahora te siento y cuando llegue el momento de partir, sé que lo haremos juntos cogidos de la mano, sonriendo.



HASTA SIEMPRE PAPÁ.


Por Virginia Ripalda Ardila


miércoles, 7 de marzo de 2018

Chirón el Centauro.


Chirón el centauro


Una noche estrellada de verano, un grupo de jóvenes admiraban junto a su profesor el inmenso firmamento que envolvía nuestro planeta. Allí estaban millones de estrellas, agrupadas formando maravillosas constelaciones,  donde civilizaciones antiguas decidieron darles formas mediante trazos imaginarios, creando distintas siluetas que brillaban en el oscuro espacio. 
- ¡Mirad! - dijo el profesor señalando con sus largos dedos el cielo -Allí está Cassiopea, la Reina y madre de Andrómeda, junto a ella se puede ver Ceto, el monstruo marino y más abajo Cefeo, el Rey y padre de Andrómeda.
- ¡Aquella parece un caballo!- gritó una joven entusiasmada.
- Esa es la constelación del Centauro Chirón o Quirón, también conocida como la constelación de Sagitario. Su presencia en el cielo tiene una larga y triste historia que forma parte de la mitología griega.
- ¡Cuéntenosla, por favor!- suplicó la joven.

Todos los alumnos se agruparon alrededor de una gran hoguera y con gran atención escucharon ensimismados las palabras de aquel elocuente profesor.


Cuenta la mitología griega que un día Cronos, el titán hijo de Urano...

- ¿Quién es Cronos? - preguntó un joven alumno levantando su brazo e interrumpiendo al sabio profesor.
- En la mitología griega Cronos era un titán descendiente divino de Gea (la tierra) y Urano (el cielo).
- Perdone Don Enrique, ¿qué es un titán? - preguntó otro estudiante con su pequeña nariz encogida, mostrando gran curiosidad. 
- Los titanes eran una raza de poderosas deidades que gobernaron durante la legendaria Edad de Oro, es decir, durante la etapa inicial de las edades del hombre en la que vivió en un estado ideal o utopía, cuando la humanidad era pura e inmortal. Los titanes fueron doce, siendo Cronos el más joven de los descendientes de Gea y Urano. Un día su padre apresó a tres de sus hermanos, Gea desconsolada pidió ayuda al resto de sus hijos, pero sólo Cronos se ofreció a salvarlos venciendo y derrocando a Urano, alzándose con el poder y gobernando durante la Edad de Oro. Pero, a pesar de esta victoria, Cronos necesitaba el apoyo y permiso de su hermano Titán, ya que éste era el primogénito. Titán decidió cederle el trono a cambio de que éste matase a toda su descendencia. Pasado un tiempo Cronos se casó con Rea, de dicha unión nacieron varios dioses, pero todos ellos fueron tragados y engullidos por él. Rea desesperada, pidió a Gea ayuda para ocultar al último de sus hijos, Zeus. Ambas urdieron un plan escondiendo a Rea en Creta y haciendo que diera luz ella sola. Zeus quedó oculto en la cueva del monte Ida. Cuando creció, usó el veneno que le daría su abuela Gea para obligar a Cronos a regurgitar el contenido de su saciado estómago, liberando a todos sus hermanos. Tras una larga guerra, llamada Titanomaquia, Zeus y sus hermanos derrotaron a Cronos,  encerrándolo en el Tártaro. Un profundo abismo usado como una mazmorra de sufrimiento, una prisión situada bajo el inframundo, un lugar donde las almas eran juzgadas después de la muerte. Los tres hermanos se repartieron el mundo. Así, Poseidón se quedó con las aguas, Hades con el mundo de los muertos y Zeus con el cielo y el aire. 
- Uff, ¡qué final más triste tuvo Cronos! - exclamó una joven mientras suspiraba.
- ¡Es lo que se merecía, tras comerse a sus hijos! - replicó otra alumna  con el frunce encogido.
- ¡Bueno! - dijo Don Enrique mientras carraspeaba - continuaré con la historia de Chirón el centauro... si me dejáis.
En esos instantes, el silencio recorrió aquel espacio natural, siendo interrumpido a veces, sólo por el fuerte oleaje que se precipitaba bruscamente en la orilla. Don Enrique continuó su relato con una voz densa y un tono profundo que envolvía con gran facilidad a todos los oyentes, transportándolos a través de la imaginación a lugares lejanos de la antigua Grecia...
Cronos buscaba a Zeus por la tierra, llegando a la isla de Tracia, donde se enamoró apasionadamente de la oceánide Fílira. El problema era que Cronos no era libre, como ya sabéis estaba casado con Rea y para que su esposa no lo descubriera se transformó en un caballo. Sin embargo, Rea lo descubrió y Cronos huyó lejos abandonando a Fílira. Ésta escapó atormentada hacia los montes y allí, dio a luz a un pequeño niño muy singular. Su torso era una figura divina, pero la parte inferior era la de un caballo. Fílira ante su desesperación y tristeza al observar horrorizada la malformación de su hijo, les pidió a los dioses que la transformasen, convirtiéndola en el árbol de tilo. A pesar de su desgracia, Chirón fue un excepcional centauro. Mientras que el resto de su especie eran bestias muy rudas, el inmortal Chirón se distinguía por su gran sabiduría, inteligencia y educación. Amaba la música y llegó a ser muy famoso por sus grandes conocimientos en medicina. Los héroes de la Ilíada no dejaban de alabar las pócimas de hierbas que él mismo preparaba. Su gran amigo Apolo le encomendó la educación de su propio hijo, Asclepio, dios de la medicina. Fue un gran maestro, ya que también se encargó de la instrucción de Jasón, Acteón y Aquiles, entre otros. Vivió felizmente en una cueva del monte Pelión en Tersalea y se casó con Chanclo, concibiendo una hermosa hija. Hasta que un día la desgracia llamó a su puerta, pues durante una visita de Heracles, uno de sus discípulos, se desencadenó una pelea con otros centauros sobre una crátera de vino (especie de vasija que contenía la mezcla de agua y vino con las que se llenaban las copas) y trágicamente Chirón fue asaetado de forma accidental por su amigo Heracles. Su dolor fue tan intenso y agónico que decidió regalarle su inmortalidad a Prometeo. Este acto de generosidad fue premiado por Zeus, quién lo situó en un lugar privilegiado del maravilloso firmamento.
En las noches claras sobre ese azul cielo, podemos recrearnos con las magníficas imágenes que nos ofrece la gran bóveda celeste, especialmente con la legendaria y extraordinaria silueta de nuestro gran maestro el Centauro Chirón portando su brillante arco.


FIN

Por Virginia Ripalda Ardila

miércoles, 28 de febrero de 2018

Las cuatro arpías



LAS CUATRO ARPÍAS


Cuatro pequeñas niñas vivían felizmente en el seno de una buena y acomodada familia burguesa, pero un día la desgracia llegó a sus vidas. Su madre enfermó y a los pocos meses murió, dejando  gran tristeza y rabia en aquellas desconsoladas pequeñas.  El padre cayó sumido en una gran depresión. El dolor, la decepción y la soledad lo llevaron fácilmente hacia la desesperación, refugiándose en la bebida. Los años pasaron y las cuatro pequeñas e inocentes niñas se transformaron en cuatro bellas muchachas, sin principios, caprichosas, insolentes y egoístas. Cuando su padre quiso intervenir en la educación de las jóvenes, ya era tarde. Crecieron demasiado deprisa y mal. Las continuas fiestas, la numerosa servidumbre doméstica, los constantes viajes a través de Europa, el gasto desmesurado en joyas y vestidos y los descontrolados vicios, llevaron a esta acomodada familia a la total ruina. El gran empobrecimiento causado por los malos hábitos y la falta de una buena gestión financiera, les llevó a tener que vender todas sus propiedades, quedando en la miseria más absoluta. Ninguna de las cuatro hermanas quiso hacerse cargo del desvalido y enfermo anciano, abandonándolo cruelmente a su suerte en un sucio y húmedo hospicio, donde a los pocos meses, murió de tuberculosis. Su funeral fue sobrio, solemne y triste, sólo el cura que tenía que realizar el oficio asistió a la ceremonia. Ninguna de sus cuatro hijas, se dignó a asistir a su entierro para darle una última despedida. Estaban muy ocupadas intentando deslumbrar a un pobre iluso para sacarle los cuartos. Como buitres carroñeros atacaban a sus presas, pero... un día el castigo divino llegó a sus frívolas y casquivanas vidas y una mañana de primavera, al levantarse con los primeros rayos de sol, sus sorprendidas caras no daban crédito a lo que veían sus ojos frente al gran espejo de sus respectivas alcobas. Sus cuerpos de siluetas perfectas se habían transformado en un desagradable y horrible ser, mitad mujer, mitad buitre.
La parte inferior de sus cuerpos tenía la fisionomía de un buitre y la superior, de una mujer con el rostro de una bruja. Unas enormes alas se desplegaban de sus torsos y un fétido olor las envolvía.  Las dulces voces con las que eran capaces de manipular la voluntad de un hombre, desaparecieron. El único lenguaje que emanaba de sus gargantas eran gritos y cacareos,  tan desagradables que ni ellas mismas podían soportarlo. Se sintieron tan avergonzadas que huyeron hacia la costa, donde se protegieron de las burlas en profundas y sucias cuevas. Al cabo de los años, se acostumbraron a sus tristes y vacías vidas, deleitándose con la venganza y el odio que ejercían sobre  otros seres vivos. 

Si escuchas una suave melodía, acompañada de un canto mágico, aléjate de dicho sonido, ya que si no lo haces... puedes caer bajo la influencia de sus hechizos, sometiendo tu voluntad, encantando tu espíritu y finalmente, caer entre las garras infectadas de engendros malignos que devoran    atrozmente tu cuerpo. Ellas son las cuatro arpías.


 Lo mejor que un padre puede dar a su hijo es una buena educación


Educar una persona en la mente pero no en moral es educar una amenaza para la sociedad (Theodore Roosevelt)

miércoles, 14 de febrero de 2018

La Luna y el Sol


LA LUNA Y EL SOL


Dos amantes fueron, dos amantes son. 
Separados ambos astros, 
por un cruel destino 
que una ley Física dictaminó. 

Uno es día, otro es noche y aunque, 

el Universo es infinito
 no hay lugar para los dos.

 Cuando la luna nace, 

el sol muere.
Ésta llora su pena, 
derramando infinitas estrellas 
que brillan en el firmamento. 

Cuando el sol nace, 

la luna muere.
Éste brilla desconsolado
extendiendo sus largos brazos,
para alcanzar a su blanca y bella dama, 
que tanto quiere.

El destino les jugó una mala pasada, 

sus caminos son diferentes 
y aunque viven en el mismo espacio-tiempo, 
sus órbitas son divergentes.

Se enamoraron al nacer de un equivocado ser.

La melancolía y la tristeza
inundan sus castigadas almas
con gran dureza.

Siempre esperan impacientes,

al maravilloso ocaso,
donde se recitan palabras de amor 
y le suplican a Dios un tierno abrazo
Pero... esos minutos prestados son insuficientes.

Todos los años lloran e imploran

un solo instante
donde sus cuerpos se fundan en un mismo ser.

El destino y la fortuna 

les quiso complacer,
llegando a sus vidas
el más fiel amigo
que un ser vivo puede tener,
"El Eclipse".

Un grandioso y hermoso espectáculo

que se puede presenciar cada cierto tiempo,
donde los dos enamorados
se funden en un cálido beso,
entrelazando sus deseados cuerpos,
olvidando que lo que tiene un principio,
también tiene un final,
pero recordando siempre, 
que se amaron en el pasado´
que se aman en el presente,
y se amarán en el futuro,
porque el amor verdadero es siempre,
 y por siempre,
  eterno.

FIN



Por Virginia Ripalda Ardila.









miércoles, 7 de febrero de 2018

¿Dónde estás felicidad?



¿Dónde estás felicidad?
Durante años y años busqué la ansiada felicidad, recorrí largos caminos, crucé amplios valles, le pregunté a la luna y le imploré al sol. Grité su nombre al viento, y sólo el eco me respondió.
¿Dónde estás felicidad?, ¿cuál es tu morada... para irte a visitar?
¿Dónde estás felicidad? Muéstrate en mi vida, no te ocultes más.
 Te he buscado en el pasado y sólo he encontrado el recuerdo de tus maravillosas huellas impregnadas en mi alma.
Te he buscado en el futuro y... no te he visto, ¿dónde estás?

Pasaron los años, los meses, los días y una mañana sin más, hallé la felicidad. 
¡Cuán necia he sido! ¡Siempre estuvo conmigo! Fue mi compañera, mi amiga, mi confidente, mi hermana... Sentimientos que nacen de mis entrañas, afloran y fluyen por mi sangre, dominando mi mente por un corto período de tiempo, siempre presente, embriagando mi espíritu. 
A veces, se muestra tímida, cohibida, con cierto miedo a no alcanzar mis metas. Sólo se deja ver por momentos, pero siempre está allí, en un lugar profundo de mi ser, en mi interior. Esperando ansiosa salir y alumbrar mi camino con un gran  destello de luz.
Simplemente la sonrisa de un niño, el beso de un enamorado, la mirada dulce de una madre,  o los acordes de una melodía despiertan mi adormecida musa.
Yo la miro, la siento, la anhelo, la quiero y cada vez, la necesito más. Es un trago de vino en el largo y fatigado camino, es la  brisa fresca en una noche de verano, es la ilusión, el gozo y
la alegría de un niño, es una estrella del cielo que brilla en el firmamento, es simplemente, "la felicidad".


Nos obcecamos en buscar el camino hacia la felicidad eterna, sin darnos cuenta que la felicidad está en nuestro propio camino.


  
FIN


Por Virginia Ripalda Ardila.

miércoles, 31 de enero de 2018

Turion: El semidrow






TURION: "EL SEMIDROW".


Cuenta una leyenda, que hace muchos años existía un reino habitado por hermosos elfos, de apariencia frágil y delicada. Se caracterizaban por tener orejas puntiagudas, piel pálida, cabellos lisos y unos grandes ojos almendrados que se extendían hacia  las sienes, ribeteados por abundantes pestañas. Poseían gran agilidad y destreza en sus movimientos, sobre todo, manejando el arco, ya que eran adiestrados desde pequeños; además de tener una desarrollada visión nocturna. Su presencia en el bosque, a veces, era prácticamente imperceptible,  ya que tenían la gran habilidad de desplazarse de un modo sutil y silencioso, eran muy veloces, grandes trepadores y escaladores. Y... si a todo esto, le añadimos su gran conocimiento de los bosques,  hacían de esta especie unos magníficos y grandes guerreros. Muchos dicen que son inmortales y que dominan las artes mágicas, otros que pueden vivir cientos de años. Lo cierto es, que no envejecen. El paso de los años para ellos es un gran aliado, ya que simplemente los dota de gran sabiduría y virtuosismo. Incluso existen algunas leyendas que afirman que los elfos fueron los primeros habitantes de la Tierra y que sus primeros orígenes fueron en frondosos bosques nórdicos rodeados de la madre naturaleza. En su sociedad existen pocas normas y si hay algunas, son muy básicas. La principal es, vivir en armonía y en paz. Pertenecen a una antigua cultura y son amantes de la música, la poesía, la danza y todas las artes en general, gozando de actividades alegres y agradables. Son pulcros y limpios, con un gusto exquisito a la hora de vestir; suelen utilizar ropas de color verde y tonos marrones, ya que de esta forma pueden camuflarse mejor dentro de su entorno. Dominan los secretos de la naturaleza, la astrología, la telepatía y la telequinesia,  siendo capaces, los más sabios,  de ver el futuro y tienen una gran capacidad de comunicación, siendo grandes oradores. 
Bartar, el elfo que tenía más años, siempre advertía a los más jóvenes y atolondrados muchachos, ya que había visto en las estrellas y constelaciones, que una desgracia caería sobre la mitad de la población elfa. Él siempre decía:
"Respetad a todo tipo de seres vivos, ya sean elfos, ninfas, humanos, sílfides, trolls, sirenas, plantas, animales... No importa su apariencia física, pensad que siempre son seres que sienten y padecen".
Los años transcurrían como si fueran días para ellos y una mañana calurosa de verano, mientras varios elfos chapoteaban en las aguas cristalinas de un riachuelo que cruzaba el frondoso bosque, apareció una anciana. Su aspecto era el de una mujer escuálida, de rostro enjuto; su piel había perdido toda la frescura que tiene la juventud; su pelo áspero, ensortijado, estaba cubierto de largas  y despeinadas canas; su espalda presentaba una gran curvatura, acentuándose con una gran joroba y su vestimenta estaba constituida por viejos y raídos ropajes. Cansada del largo camino, suplicó un poco de agua a aquellos desenfadados jóvenes. Uno de los elfos comenzó a mofarse de la pobre anciana, seguido de risas y burlas del resto de sus compañeros. Generalmente, los elfos solían ser seres reservados y algo desconfiados, pero siempre habían sido colaboradores, bondadosos y buenos amigos. Desgraciadamente, este grupo de malcriados y caprichosos elfos, rompían la norma.

- ¡Qué fea es!- exclamó uno de ellos con grandes carcajadas- ¿Habéis visto el color de su pelo? Parece un estropajo.

- ¿Quieres agua? - Preguntó otro, mientras la arrojaba sobre la cabeza de la aquejada y achacosa mujer.
- ¡Lávate! ¡Apestas! - Interrumpió una perversa y frívola elfa, llamada Sadronniel, a la vez que la empujaba.

La pobre anciana dio de bruces en el suelo, golpeándose la cara. Sólo un joven elfo se acercó ofreciéndole su ayuda y un poco de agua.

- ¡Gracias, muchacho!- contestó la mujer sacudiéndose la falda y limpiándose las gotas de sangre que brotaban de su gran nariz.

En esos instantes, la cólera se apoderó de la anciana. Apretó sus puños, tensando su mandíbula,  transformándose en la elfa más hermosa que jamás habían visto aquellos jóvenes. Miró al cielo, levantó sus brazos y con una voz clara gritó:



- ¡Maldigo a estos jóvenes que se declinaron por las fuerzas del mal y a su pueblo! El sol que ilumina la tierra desaparecerá de su mundo. Formarán parte de las tinieblas y la oscuridad. Vivirán en cuevas subterráneas donde el frío y la humedad serán sus grandes compañeros. El blanco impoluto cubrirá sus cabellos e iniciarán una nueva raza de elfos llamados "drow" que vivirán en el inframundo.  Sólo tú, joven elfo y todos aquellos seres que poseen un corazón noble y puro, quedarán fuera de esta maldición. Transcurrirán las noches y los días, los meses y los años y en el amanecer que un drow sienta compasión por otro ser que no sea su propia naturaleza, en ese justo momento, esta maldición se romperá.  Recordad siempre que la gracia y la hermosura no están en el exterior, sino en el interior de los seres vivos, en el alma. Esa es la única y verdadera belleza, capaz de subsistir al paso de los años y al tiempo. ¡Claro! Vosotros no valoráis las bondades del alma y el espíritu porque lo tenéis todo, ni siquiera envejecéis. Sois seres banales,  caprichosos y superficiales, que sólo se preocupan de una belleza efímera, pero en el lugar a donde iréis, no existirá ni un atisbo de luz, será oscuro y lóbrego; pocos podrán admirar vuestras sobrevaloradas apariencias y un sentimiento de melancolía, rabia y tristeza  invadirá vuestras almas. ¡Ah!, disfrutad de estos hermosos rayos de sol, porque serán los últimos que verán vuestros ojos.

- ¡Es una horrible bruja! ¡No hagáis caso!- exclamó Sadronniel con gran arrogancia.

- Ja, ja, ja, ¡verdad! ¡No hagamos caso!- dijo otro elfo mientras volvía a chapotear en el riachuelo.

La bruja desapareció entre la maleza del bosque y los inconscientes jóvenes siguieron disfrutando de aquel día de verano. Solamente el noble elfo, quedó preocupado con las palabras de aquella extraña mujer. El sol se fue poniendo irremediablemente, y el ocaso llegó, cubriendo de oscuridad y pesadumbre  aquel frondoso bosque y la abrupta montaña. Un gran estruendo alarmó a la comunidad de elfos, obligándolos a  salir de sus acogedoras casas en mitad de la cálida noche. El asombro en sus caras se reflejó inmediatamente, al ver la tierra rota en dos. Una profunda franja tectónica la atravesaba.   



Una fuerza oculta, iba atrayendo a cada uno de los elfos, a la vez que sus cabellos cambiaban de color, cubriendo sus cabezas de espesas mechas blancas y sus pieles se volvían oscuras como la obsidiana. Uno tras otro, bajaban por una gran escalera de piedra que los conducían a profundas y oscuras galerías. Allí, se iba perdiendo la imagen de cada uno de ellos.

- ¿Qué sucede? -  preguntó una pequeña elfa asustada.

- ¿Qué habéis hecho insensatos? - gritó Bartar, mirando las estrellas.
- ¡Ha sido la bruja!, ¡ha sido ella!- vociferó horrorizada la innoble elfa, a la vez que iba bajando las empinadas y profundas escaleras, dirigiéndose hacia el desconocido abismo.
- ¡Os lo dije una y otra vez!, ¡respetad a todos los seres vivos! Al final se cumplió la profecía - exclamó el sabio elfo mientras clavaba sus rodillas en el duro suelo lamentándose.

Familias enteras quedaron rotas: hijos, padres, parejas, hermanos, amigos... Resurgiendo una nueva especie de elfos: los drows o elfos oscuros. La maldición los castigó con el cautiverio de la oscuridad, privándolos de la luz del día y del calor de los rayos de sol.  

El paso de los años les atribuyó cualidades propias de la vida subterránea, como la visión infrarroja, oídos muy desarrollados y la percepción de corrientes de aire, teniendo la gran habilidad de detectar puertas secretas. Construyeron bajo el suelo, una inmensa e impresionante ciudad de piedra recorrida por amplías y retorcidas galerías y formaron una sociedad matriarcal, en la cual, había que respetar unas normas jerárquicas muy estrictas, siendo la guerrera-sacerdotisa la malvada drow Sadronniel, la frívola elfa del riachuelo que empujó aquel desafortunado día, a la desvalida anciana. Los varones drow, en esta sociedad no tenían cargos relevantes, se limitaban a ser grandes guerreros, exploradores, mercaderes y en algunos casos dominaban la magia. La oscuridad no sólo se adueñó del lugar, sino también de sus corazones, convirtiéndolos en una raza diabólica: Eran rastreros, codiciosos, mentirosos, crueles y grandes estafadores, capaces de vender hasta su propia madre. La violencia y las constantes luchas entre ellos eran unas de sus distracciones y en ocasiones, raptaban a  jóvenes humanos para el deleite de sus bajos instintos, practicando agresiones sexuales. De estas prácticas deshonrosas,  nacían los semi-drows que eran mestizos de drow y humano, compartiendo características de ambas especies. El joven Turion era un ejemplo de esta nueva raza. Fue dotado de inmensa gracia, su apariencia no era frágil como la de un elfo, sino fuerte y atlética como la de un humano,  su piel era clara como la de un elfo y su pelo blanco como el de un drow; pero lo más importante era que la mitad de su alma era humana, quedando un pequeño fragmento de bondad en su corazón. Le gustaba la poesía, la pintura, la danza, pero sobre todo le apasionaba la música. Podía pasar horas y horas deleitándose con su arpa. Una noche el sonido de una melodía, lo atrajo hacia la escalera que llevaba al exterior de la montaña. Tímidamente asomó su blanca cabeza, y allí a lo lejos vio a una hermosa elfa que danzaba y cantaba con una voz angelical.
A la siguiente noche volvió a subir la escalera viendo nuevamente a la joven. Esta vez, interpretaba la melodía con un instrumento que ella misma había fabricado, al compás de la propia naturaleza, como el canto de los pájaros o el murmullo del viento. Fiel a su cita, acudía todas las noches sin ser visto y sin darse cuenta, se enamoró poco a poco, de la alegría, de la vitalidad y de la luz que desprendía Rodwen,  la bella elfa. Su obsesión llegó a ser tan grande, que una noche de forma  espontánea salió sigiloso de su escondite y como una fiera descontrolada por sus bajos instintos, raptó a la joven, comportándose como un bárbaro y cruel drow. Rodwen gritó y forcejeó, pero sus palabras se las llevó el viento. Nadie la escuchó en el silencio de la noche. Era como si la montaña envolviese cualquier sonido, atrapando cada uno de los fonemas que emitía la hermosa elfa. Descendieron por la escarpada y oscura escalera, recorriendo largos y angostos pasillos, que comunicaban cavernas oscuras, llenas de estalagmitas y estalactitas. Un silencio  profundo envolvía el umbrío lugar, sólo el ruido de las gotas de agua que atravesaban las gruesas piedras, resonaba una y otra vez, como el tic-tac de un reloj.  Al final del recorrido, había una gran puerta de madera de aspecto envejecido. Turion la abrió, deslizando de su hombro izquierdo a la ligera muchacha sobre una mullida cama.

- ¡No tengas miedo! ¡No te haré daño! - dijo el joven con voz calmada.

- ¿Dónde estoy?- preguntó Rodwen alterada -¡No veo nada!
- Esta es mi casa. Ahora, será también la tuya.- contestó Turion, mostrándole con los brazos su humilde morada, olvidando que la joven no poseía los dotes de su visión.

La estancia era modesta, pero poseía todos los utensilios y muebles para que fuese acogedora. Sorprendentemente, la temperatura en su interior era muy agradable. La tierra que la cubría le proporcionaba una protección natural contra los efectos negativos del entorno, como el intenso frío en invierno y el pesado calor en verano.  Tenía un inconveniente, las paredes presentaban una forma más bien abovedada, causando problemas con la disposición de su interior, especialmente con la situación de los muebles y algunos cuadros.


- ¿Dónde están las ventanas? - preguntó Rodwen con ansiedad.

- En nuestras casas no existen las ventanas. La luz del sol es como un tóxico para nuestra especie. La debilidad máxima de un drow es el sol. No podemos exponernos abiertamente a la luz del día. Incluso nuestras armas pierden lentamente sus propiedades mágicas, ya que están hechas con Adamantina. Ni siquiera la luz de las estrellas, alumbra nuestra ciudad. Nuestro cielo es un gran techo de piedra. .
- ¡Quiero salir de aquí!, ¡necesito salir de este lugar!,- gritó la joven  angustiada- ¡no puedo ver!, ¡necesito la luz!
- No te preocupes, pronto tus ojos se adaptarán a la oscuridad y serás capaz de ver como nosotros. No obstante, tengo algunas velas que calmarán tu angustia. Mañana buscaré más, entre las sacerdotisas y hechiceros, que son los únicos que utilizan estos fuegos.
Turion prendió algunas velas, repitiendo varias palabras en una lengua desconocida para la joven y suavemente deslizó sus largos dedos por las cuerdas de su arpa, emitiendo una dulce melodía que calmó a Rodwen, hasta que cayó dormida entre los efluvios que desprendían aquellas titubeantes luces. Al día siguiente, la bella elfa despertó y nuevamente la inquietud y el desazón se apoderó de su ser. Allí estaba el joven drow, entre penumbras, con un presente entre sus manos  para apaciguar su dolor. Pasaron varios días y Turion generosamente, la cubrió de mimos y regalos, respetándola en todo momento. Pero... nada de esto consolaba a la joven elfa.
- Hoy conocerás a  mi familia. Mi madre es una humilde humana que se dedica a servir a una de las sacerdotisas y de mi padre... mejor ni hablar. Renegó de nosotros cuando yo nací.
- ¡Qué cruel!- exclamó Rodwen.
- Si- Afirmó el muchacho con el semblante triste- Pertenece a una de las casas más prestigiosas de esta ciudad y... al fin y al cabo yo simplemente soy un mestizo.
- Pero... ¡eres su hijo! - volvió a interrumpir Rodwen.
- Lo cierto es que nunca nos ha faltado nada. Hemos tenido casa y alimento. 
- Os ha faltado lo más importante, el calor y el amor de un padre y un marido.
- ¡Bueno! En este lugar ambas cosas son secundarias, incluso la compasión es objeto de desprecio.

Turion la guió acompañado de una vela,  por numerosos túneles interminables que conectaban distintas cavernas, a través de sombríos y sinuosos pasillos, mostrándole la grandiosidad de una ciudad perfecta en sus formas. Tallada cada piedra con mágicas manos, conformando grandes e ilustres casas señoriales. Sin embargo, esto sólo era una mera fachada que ocultaba la crueldad de una raza diabólica, dominada por la oscuridad y las tinieblas. El recorrido finalizó ante una de estas casas, golpeando varias veces la aldaba sobre una cabeza de clavo con la forma del rostro de un orco. Una figura encapuchada abrió la puerta, la extraña silueta extendió sus brazos, dirigiéndolos hacia Turion. 


- ¡Hijo mío! ¡Pasa!- dijo la mujer mientras lo abrazaba tiernamente.

- Madre sólo vengo a presentarte a Rodwen.
 La mujer se acercó a la joven elfa y con sus manos acarició su rostro.
- ¡Qué hermosa eres! - exclamó - ¿Por qué llevas una vela?
- Para que Rodwen pueda ver- contestó el semidrow.
- ¿No es una drow?- preguntó la madre.
- No, es una elfa.
- ¿Por qué has bajado a los infiernos muchacha?
- Este drow me ha obligado a hacerlo - respondió la elfa entre sollozos.
- ¿Qué has hecho hijo mío? - gritó la madre- ¡Te estás comportando igual que ellos!, ¡igual que tu depravado padre!
- ¡No!  ¡Yo la amo! - contestó Turion.
- No puede haber amor en un acto tan deshonroso y deleznable - interrumpió la madre.
- Ella se habituará a este lugar y tarde o temprano, me amará como yo a ella.
- Turion, ¡mírame! He gastado mis años entre tinieblas, ni siquiera mis ojo pueden ver. Sólo por ti he aguantado este castigo, día tras día. No hagas que esta joven pase por este calvario. ¡Libérala de este infierno!

Turion no hizo caso de las sabias palabras de su madre, y los días, las semanas y los meses fueron pasando, a la vez que Rodwen fue cayendo en un abismo de tristeza. Su pelo se cubrió de blancas canas, su voz se apagó y sus ojos... no lograron tener los dotes de visión que el joven le había prometido, sino todo lo contrario, una espesa y densa niebla se había apoderado de su frágil visión. La hermosa elfa de la que Turion se había enamorado apasionadamente, había desaparecido. Hasta que una mañana el joven comprendió, que el lugar de Rodwen estaba en la superficie de la Tierra, bajo los cálidos y brillantes rayos de sol. Cuando el crepúsculo cubrió la montaña, el semidrow guió a la joven y melancólica elfa por los zigzagueantes túneles, llevándola nuevamente a la escarpada escalera que conducía al exterior: a la vida. Allí, con el corazón roto se despidió de la marchita muchacha.


- Perdóname por dártelo todo y a la vez, privarte  de lo que más amas. Mi desdicha será llorar todos los días tu ausencia, mi compañera la triste y pesada soledad, mi castigo tener el alma repleta de amor, los latidos de mi corazón llenos de pasión y no tener a nadie con quién compartirlos. Aún no te has ido y ya tengo miedo de perderte, si es que en algún momento te tuve de verdad. Me conformaré con que en mis sueños seas mi vida, aunque en mi vida seas sólo un sueño.


Una lágrima se deslizó por el rostro de la pálida muchacha y con una suave voz le dijo:


- A pesar de tu inconsciente e irracional acto, me has respetado y tratado con mucha dulzura. Aunque no lo creas, he llegado a amarte, pero la oscuridad y la penumbra son antagónicas a mi ser. Mi naturaleza necesita la luz para vivir. En este mundo de sombras, siento como si mi espíritu quedara atrapado en un pozo sin fondo, subyugado a un pueblo y una raza que se siente superior. Tú eres luna, yo soy sol, y aunque el universo es infinito no hay lugar para los dos. 

- No sigas- interrumpió Turion mientras le acariciaba sus finas manos- Ya eres libre, ¡vuela!, ¡vuela como un pájaro! Es hora de que tus alas se expandan y te dirijas a otro cielo, alejándote de este infierno y desde el sol y las estrellas me mandes tu consuelo. Todas las noches ansioso subiré, buscando esas notas melódicas que salen como pétalos de flores de tu angelical voz y aunque el sol alumbra el día y la luna la noche, siempre existe el ocaso donde coinciden ambos astros. Allí te esperaré eternamente.

La joven elfa lo abrazó fuertemente y entre sollozos se despidió del bello semidrow. Turion volvió a las entrañas de la Tierra y con gran resignación soportó el dolor que afligía su corazón. Sin embargo, sentía que había hecho lo correcto, como si se hubiese liberado de un gran peso que lo angustiaba y  dominaba, realizando el acto más valiente, generoso y noble que puede llevar a cabo un alma enamorada. Las horas pasaron lentamente, resultando una noche larga y pesada, pero como siempre, un nuevo amanecer llegó. Pero... esta vez la luz del alba penetró por cada grieta que recorría aquella montaña y sorprendentemente, los ojos de muchos drow y semidrow podían soportar el brillo y la luminiscencia que emitía cada fotón de luz, procedente del astro sol. Emergieron de las profundidades del inframundo, retozando con las hojas y ramas de los árboles y la fresca hierba. El sonido del viento y el cantar de los pájaros, despertaba en ellos sensaciones de alegría y creatividad.  Los sentimientos de tristeza, melancolía y rabia habían desaparecido, al igual que sus cabellos blancos, que poco a poco iban pigmentándose de color. Sólo los drow de corazones oscuros quedaron relegados al inframundo. Turion buscó a su madre, acompañándola a aquel maravilloso festín de vida y naturaleza.


- ¡Hijo mío, busca a Rodwen! Quizás, ahora puedas conquistarla. 


Turion corrió a través del bosque gritando el nombre de la elfa. Una anciana se cruzó en su camino y con una débil voz le suplicó un poco de agua. El muchacho, no lo dudó ni un sólo instante.  Decidido se acercó al río y le trajo un poco de agua a la afligida anciana.


- Joven Turion eres noble y puro de corazón. Has demostrado tu generosidad por segunda vez. Aunque al principio Rodwen te rechace, no decaigas en tu intento. Tarde o temprano ella será tuya.


Así fue, la sabia anciana no se equivocó al predecirle el futuro. Tras varios meses de una larga paciencia, Turion llegó a conquistar el corazón de la joven elfa, siendo una de las parejas más felices de toda la comunidad de elfos.


Siempre hemos de tener presente, el respeto y la tolerancia hacia otros seres vivos. No hay criaturas mejores que otras, sólo diferentes. Nunca una gota de agua es idéntica a otra. La diversidad y variedad es lo que enriquece nuestra especie.  

Respeto es la capacidad de aceptar a todo lo que posea vida, a toda nuestra diversidad a la cual pertenecemos

FIN.


Por Virginia Ripalda Ardila.