miércoles, 28 de febrero de 2018

Las cuatro arpías



LAS CUATRO ARPÍAS


Cuatro pequeñas niñas vivían felizmente en el seno de una buena y acomodada familia burguesa, pero un día la desgracia llegó a sus vidas. Su madre enfermó y a los pocos meses murió, dejando  gran tristeza y rabia en aquellas desconsoladas pequeñas.  El padre cayó sumido en una gran depresión. El dolor, la decepción y la soledad lo llevaron fácilmente hacia la desesperación, refugiándose en la bebida. Los años pasaron y las cuatro pequeñas e inocentes niñas se transformaron en cuatro bellas muchachas, sin principios, caprichosas, insolentes y egoístas. Cuando su padre quiso intervenir en la educación de las jóvenes, ya era tarde. Crecieron demasiado deprisa y mal. Las continuas fiestas, la numerosa servidumbre doméstica, los constantes viajes a través de Europa, el gasto desmesurado en joyas y vestidos y los descontrolados vicios, llevaron a esta acomodada familia a la total ruina. El gran empobrecimiento causado por los malos hábitos y la falta de una buena gestión financiera, les llevó a tener que vender todas sus propiedades, quedando en la miseria más absoluta. Ninguna de las cuatro hermanas quiso hacerse cargo del desvalido y enfermo anciano, abandonándolo cruelmente a su suerte en un sucio y húmedo hospicio, donde a los pocos meses, murió de tuberculosis. Su funeral fue sobrio, solemne y triste, sólo el cura que tenía que realizar el oficio asistió a la ceremonia. Ninguna de sus cuatro hijas, se dignó a asistir a su entierro para darle una última despedida. Estaban muy ocupadas intentando deslumbrar a un pobre iluso para sacarle los cuartos. Como buitres carroñeros atacaban a sus presas, pero... un día el castigo divino llegó a sus frívolas y casquivanas vidas y una mañana de primavera, al levantarse con los primeros rayos de sol, sus sorprendidas caras no daban crédito a lo que veían sus ojos frente al gran espejo de sus respectivas alcobas. Sus cuerpos de siluetas perfectas se habían transformado en un desagradable y horrible ser, mitad mujer, mitad buitre.
La parte inferior de sus cuerpos tenía la fisionomía de un buitre y la superior, de una mujer con el rostro de una bruja. Unas enormes alas se desplegaban de sus torsos y un fétido olor las envolvía.  Las dulces voces con las que eran capaces de manipular la voluntad de un hombre, desaparecieron. El único lenguaje que emanaba de sus gargantas eran gritos y cacareos,  tan desagradables que ni ellas mismas podían soportarlo. Se sintieron tan avergonzadas que huyeron hacia la costa, donde se protegieron de las burlas en profundas y sucias cuevas. Al cabo de los años, se acostumbraron a sus tristes y vacías vidas, deleitándose con la venganza y el odio que ejercían sobre  otros seres vivos. 

Si escuchas una suave melodía, acompañada de un canto mágico, aléjate de dicho sonido, ya que si no lo haces... puedes caer bajo la influencia de sus hechizos, sometiendo tu voluntad, encantando tu espíritu y finalmente, caer entre las garras infectadas de engendros malignos que devoran    atrozmente tu cuerpo. Ellas son las cuatro arpías.


 Lo mejor que un padre puede dar a su hijo es una buena educación


Educar una persona en la mente pero no en moral es educar una amenaza para la sociedad (Theodore Roosevelt)